Un fantasma recorre Europa, el fantasma del Comunismo… La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días, es la
historia de las luchas de clases. Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos, maestros y oficiales, en una palabra:
opresores y oprimidos se enfrentaron siempre, mantuvieron una lucha constante, velada unas veces y otras franca y abierta; lucha que terminó
siempre con la transformación revolucionaria de toda la sociedad y el hundimiento de las clases beligerantes… La moderna sociedad burguesa,
que ha salido de entre las ruinas de la sociedad feudal, no ha abolido las contradicciones de clase. Únicamente ha sustituido las viejas clases,
las viejas condiciones de opresión, las viejas formas de lucha por otras nuevas. Nuestra época, la época de la burguesía, se distingue sin embargo,
por haber simplificado las contradicciones de clase. Toda la sociedad va dividiéndose cada vez más en dos grandes campos enemigos, dos grandes
clases irreconciliables, que se enfrentan directamente: la burguesía y el proletariado.
La Fundación Sólomon R. Guggenheim y el Gobierno Vasco encargaron, al arquitecto canadiense Frank O. Gehry, la realización
de este original y controvertido Museo a orillas de la ría de Bilbao.
A vueltas con la «Marca España» del Ministro García-Margallo. Las dos cifras: 6.202.700 parados ó 27,16% de paro, indican la misma
terrible realidad, pero no sé cual de las dos afea más, por cuestiones psicológicas, la impoluta imagen de la «Marca España» inventada
por nuestro ínclito Ministro de Asuntos Exteriores García-Margallo, que por cierto es bisnieto y nieto de sendos Generales españoles que
lucharon en el Riff (Marruecos) contra las hordas moras, o sea. las clásicas batallitas de moros y cristianos hasta arriba de grifa.
En estos días, a los cabecillas del Partido Popular, se les llena la boca llamando «Nazis» a los miembros de las Plataformas
sociales que impulsan acciones de lucha para conservar ó recuperar los derechos que tanto nos ha costado conquistar.
No me sorprende, que utilicen el término «Nazi» de forma banal, lo que si me choca es que, estos herederos agradecidos del
franquismo, lo usen como un insulto.
Antonio Buero Vallejo (Guadalajara, España, 29 de septiembre de 1916- Madrid, 29 de abril de 2000) escribio, entre 1947-48,
un drama social en tres actos titulado «Historia de una escalera» que fue estrenado en el Teatro Español de Madrid el 14 de
octubre de 1949, bajo la dirección de Cayetano Luca de Tena.
Mejorando lo presente y a través de mi ventana indiscreta, iré publicando en cómodas entregas el devenir de la historia de este,
«nuestro banco amigo».
El origen del capirote de los nazarenos que participan en las procesiones de la Semana Santa católica está en los comienzos
de la Inquisición; actual Congregación para la Doctrina de la Fé, cuando a las personas que eran condenadas se les imponía
el castigo de tener que usar una prenda de tela, llamada «sambenito», que les cubriera el pecho y la espalda. Se acompañaba
este sambenito de un capirote ó cucurucho de tela, cartón u otro material, que debían llevar colocado en la cabeza, como señal
destacada de la pena que les había sido impuesta.
Por una lógica transposición del sentido penitencial, fue adoptada por casi todas las cofradías de Semana Santa. La novedad
de la tela que cae sobre la cara y el pecho sirve para ocultar el rostro y preservar la identidad del penitente.
Este impresionante anfiteatro, se empezó a costruir entre los años 70 y 72 de nuestra era por iniciativa del Emperador Vespasiano,
y se terminó en el 80 por el Emperador Tito, ambos de la Dinastía Flavia. Tenía un aforo de 50.000 personas y, en su inauguración
que duró 100 días, se sacrificaron más de 9.000 fieras salvajes. En sus 500 años de vida como tal, se utilizó además de para cazar
fieras, como coso para la lucha de gladiadores, reproducción de todo tipo de batallas incluidas las navales, así como para representaciones
teatrales. En su arena, los cristianos fueron sacrificados durante siglos.
Este conjunto de fotografías, que forman la colección llamada: “Pigmalión”, fueron realizadas en Córdoba,
Ibiza, Málaga, Zaragoza y Sevilla.
El ocioso rey de Chipre, Pigmalión, obsesionado con encontrar la mujer perfecta, se dedicó a realizar esculturas
preciosas, y de todas ellas se enamoró de Galatea. La diosa Afrodita, conmovida por las ensoñaciones enfermizas
del rey, decidió hacerla humana.
Este lugar paradisiaco, de dificil acceso, corre un grave peligro. El Gobierno depredador, del PP, rebaja la zona de
protección de la costa de 100 a 20 metros.