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Con la inscripción «Arbeit macht frei» (el trabajo te hará libre), los hijos de puta de los Nazis daban la bienvenida, desde el año 1940, a los
prisioneros que ingresaban en el campo de concentración de Auschwitz I.
En otro momento presentaré fotos del campo. Aquí me limito a enseñaros como estos individuos amontonaban los objetos personales
de los prisioneros que despues asesinarían vilmente. Estos objetos pertenecerían probablemente a los últimos 7000 internos, que felízmente
fueron liberados por el Ejército Rojo en enero de 1945.
Es estremecedor saber que en nuestra historia reciente, los seres humanos (confiemos que solo algunos) nos encontramos con el problema
logístico, de nuestra incapacidad para hacer desaparecer la ingente cantidad de cadáveres que generábamos en las cámaras de gas.
En Auschwitz I, «solo» se podían quemar 340 cuerpos diarios. El III Reich puso manos a la obra y, en 1943 con la ampliación
«Auschwitz II, Birkenau» consiguió alcanzar la espeluznante cifra de 4576 cadáveres quemados en 24 horas.
En el verano de 1998 Radio Futura, nos entretuvo con su canción «El tonto Simón». Hoy el «Tonto Samuel» Folgueral, nos repugna con su cantada.
Gracias al acosador y, Alcalde de Ponferrada entre 1995 y 2002 por el Partido Popular, Ismael Álvarez; hemos conocido la catadura humana y política
de este exmilitante del PSOE que accede a la misma Alcaldía, como consecuencia de la indefinición y falta de liderazgo de Alfredo Pérez Rubalcaba.
Además del espantoso ridículo que ha hecho el PSOE y del consiguiente descenso de votos en el futuro, hay que añadir la pérdida de la cúpula del
Partido en esa localidad. El «tonto Samuel» y sus 7 Concejales han abandonado el PSOE para, según ellos, dedicarse en cuerpo y alma a los ponferradinos.
Les recomiendo que aprovechen el tiempo, con cuidado para no acabar en chirona, ya que no creo que sus conciudadanos vuelvan a votarlos.
Me llamo Javier Mancebo y tengo 38 años. Perdonar que os atienda de una forma un poco desordenada, pero este año me he apuntado a la
Comisión de Festejos y estamos preparando la celebración del 9º Aniversario de nuestra muerte, no es fácil preparar una fiesta para 192 personas.
En primer lugar y para tranquilizaros quiero decir, que todos estamos bien; vivimos muy bien. Esto parece otro mundo, hace nueve años que
nos mataron y no envejecemos, en realidad aquí solo cumple años quien quiere. Wieslaw, que llegó con su hija Patricia en brazos, consideró que
la niña con solo siete meses debía seguir creciendo, hoy tiene casi 10 años, va al cole y quiere seguir creciendo. Sanaa Ben Salah, con trece años,
harta de ser la peque y de cuidar a Patricia, también decidió crecer y ahora es una jovencita de 22 años, que tira de espaldas; el año que viene
termina veterinaria. La mayoría de los jóvenes han optado por seguir celebrando cumpleaños; cuando lo consideren oportuno, ya pararán.
Es curioso que ningún adulto haya decidido rejuvenecer.
Los estudiantes jóvenes han terminado sus carreras y los no tan jóvenes, que las tuvieron que abandonar por cuestiones laborales, las retomaron
y progresan adecuadamente. Medicina y enfermería son muy solicitadas, debe ser algo vocacional porque aquí no sirven para nada, nosotros no
tenemos enfermedades, en cualquier caso se lo pasan muy bien jugando a los médicos. También vinieron muchos trabajadores de la construcción;
los más jóvenes estudian y los otros se han agrupado por gremios: se presentan en casa y te proponen una reforma integral, como no molestan y
vivimos en casas muy grandes les decimos que sí y así se entretienen. La mayoría llegamos solos y vivimos solos, ahora se están empezando a
ver algunas parejas, sobre todo entre veinteañeros. Entre los grupos profesionales a destacar, había muchas empleadas de hogar, todas mujeres,
que se dedican en su mayoría a actividades artísticas y artesanales, ya que aquí no hay nada que limpiar, no sé lo que pasa, o las cosas no se
manchan o se limpian solas.
Tengo que dejaros, me están poniendo caras. Esta celebración es para nosotros un poco parecida a la vuestra de Navidad, estamos felices pero
añoramos a los seres queridos, os echamos de menos.
El converso y heterosexual Jorge Fernández Díaz, a la sazón Ministro del Interior del Gobierno de Mariano Rajoy, ha declarado
sobre los matrimonios gay: «El matrimonio entre personas del mismo sexo no debe tener la misma protección por los poderes
públicos que el matrimonio natural. La pervivencia de la especie, por ejemplo, no estaría garantizada». » Parece ser que se hizo
ultracatólico en un viaje a Las Vegas y, está claro que está haciendo caso omiso de la máxima: «lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas».
En torno a esto, el otro día, un tertuliano comentó en un programa de televisión: «para no gustarle nada los homosexuales, anda que no
le gusta dar por culo».
Por lo visto, lo que él llama matrimonio natural debe estar orientado a la reproducción de la especie; y entonces ¿qué hacemos con las parejas
heterosexuales estériles, los matrimonios de ancianos o con esos otros que no quieren tener hijos?.
Las monjitas que, como de todos es sabido, se han casado con Dios y son célibes, ¿tampoco deben tener la misma protección que los matrimonios
naturales?. Si Sor María levantara la cabeza, ¡ella!, que aunque no tuvo hijos, se desvivió vendiendo los de las demás a diestro y siniestro.
Con la excusa que me ha dado el Ministro opusiano, aquí os presento unas fotos de monjitas, para ver si alguien es capaz de recortarles derechos,
por el simple hecho de no garantizar la pervivencia de la especie.
Hace unos meses, el Gobierno español puso el grito en el cielo, porque «The New York Times» publicaba, con el título «España: Austeridad y hambre»,
un reportaje fotográfico de Samuel Aranda en el que, entre otras, aparecía una imagen de una persona buscando comida en un contenedor de basura.
El «indignado» Ministro de Asuntos Exteriores dijo que era una visión sesgada, malintencionada y que perjudicaba seriamente a la, por el inventada,
“Marca España”.
Desgraciadamente las fotografías de Samuel Aranda son muy reales. Paseando por un barrio acomodado de mi ciudad, he realizado, en muy poco
tiempo, un reportaje en este sentido y, a continuación os presento una pequeña selección.
Lo que daña la «Marca España» es un Gobierno que conscientemente genera más de 5 millones de parados, que consiente una corrupción
generalizada en sus filas, que descapitaliza Educación y Sanidad para privatizarlas, que aleja aún más a los ciudadanos de la Justicia y que en
definitiva se comporta, gracias a su mayoría absoluta, como sus antepasados franquistas.