Miradas que matan.
El origen del capirote de los nazarenos que participan en las procesiones de la Semana Santa católica está en los comienzos
de la Inquisición; actual Congregación para la Doctrina de la Fé, cuando a las personas que eran condenadas se les imponía
el castigo de tener que usar una prenda de tela, llamada «sambenito», que les cubriera el pecho y la espalda. Se acompañaba
este sambenito de un capirote ó cucurucho de tela, cartón u otro material, que debían llevar colocado en la cabeza, como señal
destacada de la pena que les había sido impuesta.
Por una lógica transposición del sentido penitencial, fue adoptada por casi todas las cofradías de Semana Santa. La novedad
de la tela que cae sobre la cara y el pecho sirve para ocultar el rostro y preservar la identidad del penitente.